LOS MEDIOS DE LA UNGS.
La educación y la comunicación son derechos de los ciudadanos y del pueblo, y una sociedad democrática tiene mucho que esperar de la tarea de los medios de comunicación de sus universidades públicas. A cien años de la Reforma de 1918, que pensó el lugar de la “extensión” entre las tareas fundamentales de las universidades, y de la que es hija la primera radio universitaria de país y del mundo, la de la Universidad Nacional de La Plata, aquí se reflexiona sobre el lugar de los medios gráficos, radiales y audiovisuales de la UNGS. Damián Valls, investigador docente del Instituto del Desarrollo Humano, y Daniela Moran, trabajadora de FM La Uni, trazan un cuadro histórico del problema de los medios universitarios y examinan en ese marco general la experiencia de los medios de esta universidad.
Cuando estalló la crisis de fin de 2001, buena parte del mundo periodístico se miró sin entender qué estaba pasando. En la noche del 20 de diciembre, la transmisión de Crónica TV tenía como fondo “postales en vivo” de la ciudad de Buenos Aires. El locutor intercalaba resultados del turf en Palermo, el pronóstico del tiempo, alguna crónica sobre la “inseguridad”. Lo notable era que cada vez que se volvía a “piso”, tras el locutor, a la Plaza de Mayo se la veía cada vez más concurrida. ¿Qué estaba sucediendo? Nada se decía al respecto. Había estado de sitio.
Pero no se trató solo de una política editorial de ese medio. Gran parte de los y las trabajadores/as de prensa no supieron, en esos días, cómo contar el desborde. La naturalización en el consumo de medios se fue resquebrajando después, a partir de algunos hitos. El 27 de junio de 2002, Clarín tituló la noticia del asesinato de Maximiliano Kosteki y Darío Santillán “La crisis causó dos nuevas muertes”. La crisis: único sujeto de ese doble crimen. En esos meses, un graffiti proclamaba, en algunas paredes de la ciudad de Buenos Aires: “nos mean y los medios dicen que llueve”.
Nuestro lugar en los medios
Por entonces, numerosos académicos del campo de las ciencias sociales empezaron a ser convocados a participar, sobre todo como entrevistados y panelistas, en la interpretación de lo que había ocurrido y estaba ocurriendo. Pronto aparecieron los problemas, de los que tanto una parte de la audiencia como los nuevos consultados tomaron nota. Porque si bien esos actores académicos trataban de ofrecer respuestas a las preguntas que se les dirigían, no tenían injerencia alguna en la formulación de esas preguntas. Los cientistas sociales se acomodaban dentro del juego de los medios masivos, a los que siempre habían visto con desdén, pero no intervenían en la definición de las reglas ni del escenario de ese juego.
Debates y combates
Durante los años 90 se retomó la clásica discusión sobre la función de los medios y su impacto sobre la sociedad. Mientras tanto, muchos de esos medios se convertían en grandes conglomerados empresariales y financieros. Dejaban de representar los intereses de una clase para pasar a ser parte de esa clase. Este proceso, que era presentado como “natural”, comenzaba a alertar a un cada vez más amplio sector de la población.
Ya había habido antecedentes de esta alerta y de un conjunto de prácticas y propuestas alternativas subalternas a fines de la década anterior. Con más militancia que academia, medios denominados “comunitarios”, “alternativos” o “truchos” nacían o se acercaban a los barrios, o a diferentes grupos identitarios no reflejados en los medios masivos, para compartir hechos, noticias, músicas, leyendas, tonalidades del habla, intentando comunicar desde los “otros” protagonistas de la sociedad y tensionar los discursos, las estéticas, las agendas pero sobre todo el sistema de propiedad de los medios.
Estos sectores, sumados a sindicatos de prensa, organizaciones sociales, organismos de derechos humanos, sectores de distintas iglesias y carreras de comunicación de universidades nacionales, impulsaron en 2004 la “Coalición por una Radiodifusión Democrática”, que planteó las bases para intentar cambiar el paradigma de la comunicación en el país, pensando la comunicación ya no solo como mercancía sino como un derecho humano.
En 2008, y a partir del lock out agropecuario y del papel político que tuvieron en él los medios de comunicación concentrados, se habilita la discusión sobre una futura ley de medios, que tuvo a las universidades en un papel destacado. En efecto, las instituciones universitarias fueron uno de los ámbitos (ciertamente no el único) donde se discutieron amplia y muy participativamente los contenidos de la nueva ley.
La Ley de Servicios de Comunicación Audiovisual fue sancionada en octubre de 2009. Desde entonces, el sistema de medios nacionales reconoce a las universidades nacionales, entre otros sectores, como actores intervinientes en las agendas públicas y sociales a través de sus propios medios de comunicación, más allá de que muchos de ellos ya existían. Desarticular, por decreto, el punto más trascendente de la ley, el límite a la concentración, fue el primer acto de gobierno del ingeniero Mauricio Macri.
¿Qué pasa en Los Polvorines?
La decisión institucional de la UNGS de intervenir en el campo de la comunicación tiene larga data. Ya en el documento de “Marco estratégico y lineamientos de políticas de la UNGS” aprobado por el Consejo Superior en el año 2000 se plantea la necesidad de una “política de inserción social y comunicación externa” que permita institucionalizar un proceso de diálogo con la comunidad en torno a las funciones de investigación, formación y servicios. En 2002, en medio de una situación de crisis política, económica y social muy grande, el entonces rector Silvio Feldman destacaba que, “teniendo en cuenta la misión de la UNGS, hay que potenciar su papel en la sociedad”.
Es así que en 2003 se creó el Centro Cultural de la Universidad con la idea de mantener un ámbito para el desarrollo de actividades artístico-culturales, de formación continua y de museos, y es así también que en 2007 se da inicio a la construcción de un edificio que incluye, además de aulas, el estudio de producción de medios y el de radio. El objetivo, según consta en la resolución a través de la cual se decide esa construcción, no es solo el de mejorar el trabajo e incrementar la matrícula de la carrera de comunicación, sino también el de construir un medio de comunicación del noroeste del conurbano con incidencia a nivel provincial y nacional.
La Universidad comunica
Cuando forma, cuando investiga, cuando publica, cuando aporta su conocimiento a la resolución de problemas de la comunidad, la universidad comunica. Pero la UNGS quiso siempre multiplicar sus interlocutores y ampliar el campo de esa comunicación. El Centro Cultural, del que hablábamos recién, interpela a la comunidad artística de la región y brinda un espacio para favorecer su desarrollo. Esta revista, Noticias UNGS, forma parte también de esa misma apuesta. Creada en 2008, busca promover el intercambio entre los miembros de la comunidad académica y contribuir a su consolidación.
Del mismo modo, la radio de la UNGS (FM La Uni 91.7 MHz), creada en 2013, le permite a la Universidad establecer un diálogo con las personas que habitan esta región del conurbano bonaerense, muchos de los cuales no participan en otros espacios de interacción con la Universidad. Y el canal de televisión, UNITV, puesto a funcionar en 2016, plantea una agenda que procura incidir en las discusiones de los temas que la para la UNGS son relevantes aportando el tipo de miradas y opiniones que una universidad debe ser capaz de proponer a la sociedad que le da sustento.
Cien años no es nada
Aun siglo del movimiento reformista cordobés de 1918, hoy las universidades han ampliado el alcance de su intervención en los debates políticos y sociales gracias a la consolidación de sus medios de comunicación. Eso les permite ampliar su tradicional mirada “extensionista” y contribuir a la democratización social yendo en busca de discursos que por lo general tienden a ser soslayados por los medios concentrados y de prácticas culturales y valores sociales que necesitan representación.
Esta universidad entiende a la educación y también a la comunicación como derechos. Es en la experiencia mediática universitaria donde se redobla la apuesta democratizadora de la Reforma. A cien años de aquel grito de Córdoba, los medios universitarios les permiten hoy a nuestras instituciones disputar los sentidos en el mapa social de los territorios donde desarrollan su trabajo y consolidarse con una “voz propia” dentro del juego político de una opinión pública necesariamente variada, diversa y plural.
Daniela Morán y Damián Valls
Como la vida misma
Esdenka Sandoval, directora de FM La Uni, ubica en la corta historia de cinco años de la emisora de la UNGS un punto de inflexión hacia fin de 2015, cuando, con la asunción del nuevo gobierno nacional, se producen una serie de transformaciones que cambiarían radicalmente el mapa comunicativo nacional. “Mientras se producían despidos en medios públicos provinciales, nacionales y universitarios, así como en diferentes reparticiones del Estado”, recuerda, “los medios de comunicación de alcance nacional cobraban más protagonismo en la creación de operaciones de prensa, de denuncias de corrupción del gobierno anterior y de desinformación sobre esos despidos y sobre el desmantelamiento de políticas públicas destinadas a la población más vulnerable”.
Para FM La Uni, explica Sandoval, el desafío es ser una radio “donde lo que se vive en la región sea escuchado, difundido”. Por eso “había que hablar de los despidos, del cierre de salitas en José C. Paz, de los recortes en el sector de la salud…” ¿Pero cómo hacer todo esto y al mismo tiempo no dejar de ser un medio que acompaña, divierte, entretiene? “Este es un reto que discutimos mucho quienes hacemos la radio: cómo diseñar estructuras, climas, secciones, que nos permitan hacer una radio que se parezca lo más posible a la vida de nuestras audiencias, una vida con alegrías, preocupación y esperanza.” Para todo eso hemos profesionalizado el equipo e incorporado a más de sesenta investigadores e investigadoras docentes que semana a semana nos ayudan a analizar la realidad, además de a diez organizaciones sociales con la que articulamos en el aire y en acciones más territoriales”.
FM La Uni cumple cinco años y puede estar satisfecha. Por sus estudios han pasado más de cuarenta bandas y murgas de la región, se ha llevado adelante la cobertura y transmisión de dos elecciones nacionales: la presidencial de 2015 y la legislativa de 2017, en ambos casos con gran repercusión en la comunidad y en los actores políticos de los tres municipios. Se llevaron también adelante espacios de reflexión y formación con nuestros columnistas, con organizaciones y con estudiantes. Este año el desafío se profundiza. “Queremos seguir creciendo”, dice Sandoval: “actuar como como mediadora entre el saber que se produce en la Universidad, lo que sucede en la región y las voces de los vecinos. Ser un medio público al servicio de su región”.
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